Redacción El País
En los últimos años, el sueño ha dejado de ser un tema secundario y ha ganado protagonismo como un factor esencial para la salud física y mental. Entre quienes más han aportado a esta conversación está la doctora Nuria Roure, psicóloga y especialista en medicina del sueño, quien recientemente fue invitada al pódcast Mami, ¿qué dices?, donde compartió su mirada sobre la falta de descanso y sus efectos concretos en la vida diaria.
Según Roure, dormir solo cuatro horas en una noche puede tener consecuencias graves a nivel cognitivo. “Una persona que ha estado más de 20 horas despierta, o que ha dormido apenas cuatro horas, al día siguiente funciona como si se hubiera tomado unas seis cervezas”, señaló. Esto afecta la atención, la memoria, la toma de decisiones y la capacidad de concentración, algo especialmente preocupante en quienes manejan vehículos, trabajan con maquinaria o deben tomar decisiones importantes.
El sueño adolescente, en crisis
Durante la charla, la especialista hizo hincapié en los adolescentes, un grupo que debería dormir al menos nueve horas por noche. Sin embargo, en la práctica, cada vez descansan menos.
Los dispositivos electrónicos, la presión académica y los cambios hormonales propios de la edad contribuyen a esta reducción del sueño, que puede tener efectos a largo plazo en su salud emocional, su rendimiento escolar y su capacidad para regular emociones.
El estrés, enemigo silencioso del descanso
Pero el problema no se limita a dormir poco. Para Roure, el insomnio muchas veces es una consecuencia directa del estrés acumulado durante el día. “No se trata solo de no dormir: se entra en una espiral de ansiedad que termina afectando el cuerpo y la mente”.
El ritmo acelerado, la falta de pausas reales y el uso excesivo de pantallas antes de dormir, son algunos de los factores que impiden lograr un sueño reparador.
Descansar no es un lujo, es una necesidad
El cuerpo necesita dormir para recuperarse: durante el sueño se regeneran tejidos, se fortalece el sistema inmunológico y se consolidan los aprendizajes del día. No es casual que, cuando dormimos bien, nos sintamos con más energía, mejor ánimo y mayor claridad mental.
En ese sentido, la especialista recomienda generar una rutina antes de acostarse, evitar estímulos como la televisión o el celular, y darle al descanso la importancia que merece. Dormir bien no es un lujo, ni un capricho: es una necesidad básica que influye directamente en cómo vivimos y en nuestra calidad de vida.
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