La evidencia científica muestra que las emociones negativas tienen una gran capacidad de contagio. Esto sucede por los actos conscientes e inconscientes de compartir emociones con los demás a través de la expresión verbal o física.

Aunque la palabra “contagio” puede sonar intimidante, en este caso puede ser una herramienta poderosa de conexión social. Por ejemplo, el cerebro humano se adapta a una “cultura emocional” que le permite leer las emociones de los demás y ajustar las respuestas para que sean socialmente apropiadas. Los neurólogos han descubierto que las neuronas espejo son responsables de este fenómeno y funcionan como una herramienta de aprendizaje muy útil.

Si bien las neuronas espejo facilitan la conexión empática y la cooperación social, también aumentan la susceptibilidad al estrés. En entornos cargados de negatividad —como oficinas tóxicas o dinámicas familiares conflictivas— resulta frecuente absorber el malestar ajeno, incluso cuando inicialmente se mantenía un estado de ánimo positivo.

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Algunas personas son más sensibles al contagio emocional que otras. Además, se ha observado que ciertos estados de ánimo y personalidades son más susceptibles de ser “contagiosos” que otros. Investigaciones demuestran que el miedo, la ira y la tristeza ejercen un efecto más intenso que las emociones positivas. La exposición prolongada a personas quejumbrosas u hostiles incrementa los niveles de cortisol y produce tensión muscular, alterando el equilibrio emocional propio.

La International Society of Substance Use Professionals (ISSP) recomienda estrategias prácticas para protegerse del contagio emocional y mantener un equilibrio emocional saludable:

• Estar presentes: Darse la oportunidad de cuestionar si los sentimientos que experimenta son propios o ajenos ayuda a identificar qué emociones son auténticas y cuáles provienen de la influencia de otras personas.
• Fingir hasta lograrlo: Todos tienen días malos, pero si el estado de ánimo propio o el de alguien más contamina el ambiente, sonreír y reír pueden ser ejercicios útiles.
• Buscar orientación profesional: Consultar con un profesional capacitado puede ayudar a reconocer patrones de pensamiento y desarrollar habilidades de afrontamiento saludables.

La influencia de las emociones negativas resulta más potente de lo que solemos imaginar. Sin embargo, el contagio emocional, bien gestionado, puede convertirse en una herramienta valiosa para fortalecer vínculos y mantener un equilibrio emocional saludable.

El Tiempo/GDA