Tener una alimentación equilibrada es fundamental para llegar a la vejez con buena salud. En este sentido, la Universidad de Harvard dio a conocer un nuevo estudio en el que examinaron múltiples patrones dietéticos en la mediana edad en relación con el envejecimiento saludable en general.

Los resultados indicaron que mantener una dieta rica en alimentos de origen vegetal, con una ingesta baja o moderada de productos de origen animal y ultraprocesados, se asoció con una mayor probabilidad de un envejecimiento positivo, es decir, sin enfermedades crónicas graves y con una salud cognitiva, física y mental óptima.

“Nuestro estudio adopta una perspectiva multifacética, preguntándose cómo afecta la dieta a la capacidad de las personas para vivir de forma independiente y disfrutar de una buena calidad de vida a medida que envejecen”, afirmó Fredrick J. Stare, coautor del estudio y director del Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Chan de Harvard.

Los expertos analizaron las dietas de 105.000 mujeres y hombres de entre 39 y 69 años a lo largo de 30 años y sus respectivos resultados finales de salud. De esta forma, los participantes completaron cuestionarios dietéticos y fueron calificados en función de qué tan bien se adhirieron a los esquemas nutricionales sanos. “Nuestros hallazgos demuestran que no existe una dieta universal. Las dietas saludables pueden adaptarse a las necesidades y preferencias individuales”, aseguró la autora principal, Anne-Julie Tessier, profesora adjunta del Departamento de Nutrición de la Universidad de Montreal.

El mayor consumo de alimentos ultraprocesados, carne y bebidas azucaradas y dietéticas se asoció con menores probabilidades de una buena vejez.

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1. Frutas. Son una fuente natural de vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes que ayudan a prevenir enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
2. Verduras. Su consumo regular aporta nutrientes, vitaminas y minerales. Ayudan a fortalecer el sistema inmunológico, mantener una buena digestión, controlar el colesterol y prevenir enfermedades crónicas como la hipertensión, la obesidad o ciertos tipos de cáncer.
3. Cereales integrales. La avena, el arroz integral, la quinoa y el trigo integral son una fuente valiosa de fibra, vitaminas del grupo B, minerales y carbohidratos complejos. Su consumo regular contribuye a mejorar la digestión, controlar los niveles de azúcar en sangre y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
4. Legumbres. Los porotos, las lentejas y los garbanzos son una excelente fuente de proteínas vegetales, fibra, vitaminas y minerales. Además, son bajas en grasas y ayudan a mantener una sensación de saciedad, lo que favorece el control del peso.
5. Lácteos bajos en grasas. Por ejemplo, el yogur natural y el queso fresco aportan calcio, proteínas y probióticos que son esenciales para la salud ósea y el buen funcionamiento del sistema digestivo.
6. Frutos secos. Las nueces, almendras y avellanas son una fuente concentrada de grasas insaturadas, proteínas, fibra, vitaminas y minerales. Su consumo moderado está asociado con beneficios cardiovasculares, mejora del colesterol “bueno” (HDL) y una sensación prolongada de saciedad.
7. Grasas insaturadas. Están presentes en alimentos como el aceite de oliva, la palta y los pescados grasos y además son fundamentales para el buen funcionamiento del corazón y el cerebro.