Redacción El País
De acuerdo a la Fundación Corazoncitos, la cardiopatía congénita afecta a una de cada 100 personas que nacen en el país. La cardiopatía congénita es una anomalía en la estructura y función del corazón y -como se desprende del nombre-, está presente desde el nacimiento.
Con el objetivo de fomentar el diagnóstico temprano, la Fundación Corazoncitos, -en colaboración con Médica Uruguaya y el Instituto de Cardiología Integral (ICI)-, organizará una jornada de ecos fetales gratuitos para embarazadas de más de 18 semanas. La actividad tendrá lugar en el ICI (8 De Octubre 2519 Bis), y las interesadas podrán inscribirse hasta el hoy enviando un mensaje al WhatsApp 093 581 189. Los cupos son limitados. Se puede consultar la web de Fundación Corazoncitos para más información.
Todavía no se sabe cuáles son las causas exactas de esta enfermedad, pero la ciencia ha identificado una combinación de factores genéticos y ambientales que pueden contribuir a su desarrollo.
Algunos casos se asocian a mutaciones en genes específicos, como los relacionados con el desarrollo cardíaco durante el embarazo. En otros casos, tener un familiar cercano con cardiopatía congénita aumenta el riesgo, lo que sugiere un componente hereditario.

Más allá del componente genético, también puede haber factores ambientales que contribuyan al desarrollo de esta enfermedad, como por ejemplo infecciones durante el embarazo. Una enfermedad como la rubeola puede interferir con el desarrollo cardíaco del feto.
En un sentido similar, la exposición a sustancias tóxicas o riesgosas durante la gestación puede contribuir al surgimiento de una cardiopatía congénita. Consumir alcohol, tabaco o algún tipo de droga como la cocaína durante el embarazo aumentan los riesgos, pero no solo drogas no reguladas están asociadas a esta enfermedad. También algunos medicamentos -como los anticonvulsivos- se han asociado con defectos cardíacos congénitos.
La salud de la madre tiene suma importancia, en tanto enfermedades como una diabetes mal controlada pueden aumentar el riesgo de una cardiopatía congénita.
Otro posible factor de incidencia es una edad relativamente avanzada a la hora de dar a luz. Aquellas mujeres que tienen hijos con 35 años o más, corren un riesgo ligeramente mayor de que su bebé tenga una cardiopatía congénita. Por último, ciertas deficiencias nutricionales también podrían tener que ver: la insuficiencia de ácido fólico durante el embarazo se ha asociado con un mayor riesgo de defectos congénitos, incluidos los cardíacos.
El diagnóstico prenatal es clave para detectar a tiempo las cardiopatías congénitas. Identificar esta anomalía durante el embarazo permite una planificación más efectiva del tratamiento, y contribuye a que el recién nacido llegue en óptimas condiciones al parto en el centro hospitalario donde será intervenido quirúrgicamente (si eso fuese necesario), con un equipo médico preparado y al tanto de la situación clínica.
