Semana Mundial del Parto Respetado: ¿Cómo podemos tener un embarazo y un parto con autonomía?

Muchas mujeres siguen sin poder decidir por sí mismas antes, durante y después del parto; incluso, a veces ni siquiera saben que tienen el derecho a elegir.

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Mujer embarazada
Mujer embarazada dibuja un corazón con sus manos.
Foto: Freepik.

Hoy empieza la Semana Mundial del Parto Respetado, una fecha que reivindica la autonomía de las mujeres antes, durante y después del parto. Para la obstetra y partera Sylvia Sosa, presidenta de la Asociación Obstétrica del Uruguay y coordinadora del colectivo Nacer Mejor, la problemática sigue vigente y el primer paso para abordarla es entender quiénes son los verdaderos protagonistas del proceso: la mujer que está pariendo y el bebé que está naciendo.

“En Uruguay hemos avanzado mucho, pero hay temas de fondo a los que aún no le hemos encontrado la vuelta”, sostuvo. En primer lugar, dijo que la mayoría de las mujeres conservan cierto “miedo” de cuestionar la palabra del médico tratante: “Hay una sensación de cómo no voy a hacer lo que el doctor me dijo, como si fuera una traición, cuando, en realidad, lo que debería primar es el consentimiento informado donde el técnico brinde la información clara y completa, entendiendo que quien toma las decisiones sobre su cuerpo y sobre lo que quiere o no hacer es la mujer”.

Otro aspecto ligado a la falta de autonomía tiene que ver con el tiempo de consulta. “Si tengo 10 minutos —o 12 o 13 si faltó alguna paciente—, ¿dónde queda la posibilidad de intercambiar información y hablar sobre miedos, expectativas o preferencias?”, expresó la especialista. Y agregó: “Cuando las instituciones de salud no priorizan el tiempo de consulta, no permiten que una pueda elaborar y tomar decisiones informadas sobre el proceso”.

En este sentido, hablar de ‘parto respetado’ implica, valga la redundancia, respetar los deseos y preferencias de la mujer gestante, y también los tiempos de ella y del bebé. Por eso, el lema de la Semana Mundial del Parto Respetado 2025 es ‘Antes, durante y después del parto, hacelo a tu manera’.

Mamá y bebé recién nacido
Mamá y bebé recién nacido.
Foto: Freepik.

Derechos de la mujer gestante

Según Sosa, estos temas empezaron a ponerse sobre la mesa en 1985 a partir de un encuentro organizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la ciudad de Fortaleza, en Brasil. Tras días de discusión, se llegó a una serie de pautas que determinan lo que antes se llamaba ‘parto humanizado’ y hoy ‘parto respetado’ (más adelante se cuestionó el primer término entendiendo que el nacimiento de por sí es humano).

De esta manera —contó la obstetra y partera—, se empezó a hablar del derecho de las mujeres a elegir la posición para parir, moverse libremente durante el proceso, recibir alimentos, estar acompañada por personas de su elección, etcétera. De hecho, destacó que en Uruguay existe la ‘Ley de Acompañamiento de la mujer en el parto’ (Ley N°17386) y que los prestadores de salud también han pasado de tener salas compartidas a salas de nacer que garantizan más intimidad.

Otra pauta de la OMS establece que la tasa de cesáreas de cada país no debe superar el 15%. En Uruguay ronda el 50% y crece año a año, según publicó Natalia Villanueva, creadora de ‘Puérpera mía’ y ‘Guía de maternidad’, en El País.

Por último, Sosa mencionó que en el encuentro de 1985 también se discutió acerca del uso de tecnologías en el seguimiento de la gestación y el momento del parto. La conclusión fue que “cuanto menos intervengamos sobre un proceso que es fisiológico, tendremos mejores resultados” y que es necesario ver a cada gestación y nacimiento “desde la individualidad”, adecuando la tecnología a cada caso.

UN TÉRMINO CONTROVERSIAL

Cuando el respeto se pone de moda

Para Sosa, es importante tener cuidado con el uso que se le da al término ‘parto respetado’. “Algunos prestadores de salud se han apropiado del concepto de manera extraña con una intención de lucro evidente”, expuso, y añadió: “Ofrecen salas de atención humanizada y salas de parto respetuosas, decoraciones lindas, pelotas, música y hasta jacuzzis, pero la lógica en el fondo sigue siendo la misma. Priman los tiempos institucionales, los horarios de los cambios de guardia, el exceso de las intervenciones, el apuro por pesar y medir a los recién nacidos en vez de que lo prioritario sea un o piel a piel sin interrupciones con su mamá durante la primera hora de vida… Y no es que las mujeres tengan más autonomía para elegir”.

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