No es necesario hurgar mucho en la antropología o la sociología para entender que la historia de la humanidad es una historia de migraciones. El relato humano está hecho de quienes dejaron atrás un país, una lengua o un hogar. Fue así en el pasado y es así en la actualidad, tanto que, según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), existen 281 millones de migrantes internacionales en el mundo.
En Uruguay, lejos de ser un fenómeno aislado o reciente, la migración atraviesa generaciones. En los últimos años, sin embargo, los flujos han cambiado, y detrás de ello hay rostros, historias y decisiones marcadas por la búsqueda de nuevos horizontes o, muchas veces, por la necesidad vital de hacerlo. Esa búsqueda y todo lo que conlleva, para muchos migrantes, está atravesada por dificultades varias y básicas como sacar una documentación, encontrar un trabajo, una casa, una escuela para los hijos, integrarse.
Desde hace 23 años la Asociación Idas y Vueltas viene trabajando para que este camino sea, de alguna manera, menos sinuoso para las personas que deciden arribar al país. La organización sin fines de lucro fue creada en 2002 por la holandesa Hendrina Roodenburg y las uruguayas Aída García y Graciela Villar. En un primer momento la intención era brindar apoyo solidario a uruguayos que habían emigrado por razones económicas. Con el tiempo el carácter de la ayuda fue cambiando y la organización pasó a brindar asistencia a migrantes y refugiados que ahora llegaban a Uruguay. Históricamente se sostuvo en base a donaciones de la sociedad civil, al aporte de sus socios y a convenios con proyectos y fondos, además del trabajo de voluntarios. Pero ¿qué hace exactamente Idas y Vueltas?
Hoy la asociación cuenta con 40 voluntarios en distintos sectores, seis asesorías, un espacio terapéutico, un espacio lúdico y de integración para las infancias y un club de lectura. Realiza eventos de integración para la comunidad migrante y también alberga el colectivo Mujeres de Todos Lados, que reúne a mujeres migrantes para distintas actividades cada sábado (ver abajo).

Las asesorías que brinda son: laboral, donde se orienta sobre el tema y se confeccionan o corrigen currículum; en documentación, para quienes necesiten información sobre trámites como, por ejemplo, la residencia legal y la cédula de identidad; asesoría jurídica para asesorar e informar sobre los derechos que las personas migrantes, solicitantes de refugio y refugiadas tienen de acuerdo al Derecho uruguayo vigente; asesoría social sobre diferentes prestaciones que brinda el Estado y otras Instituciones, información sobre ollas populares y donación de ropa; y enfermería y psicología para temas relacionados a la salud y salud mental. Todos los servicios son gratuitos. Para verificar día y horario de cada actividad y asesoría, se puede consultar la página de la asociación: @idasyvueltas.uy.
En búsqueda de un nuevo hogar
Durante muchos años Idas y Vueltas tuvo su sede en la calle Juan Carlos Gómez, en Ciudad Vieja, pero en 2022 la casa donde funcionaba fue vendida. En aquel momento la solución encontrada para seguir desarrollando sus actividades fue mudarse a una casona en José Enrique Rodó, 2182, donde se ubica actualmente.
“La casa en la que estamos ahora, el primer año fue un comodato. Sí pagamos los servicios, pero no el alquiler y eso era un alivio. Luego, se pasó a pagar alquiler, un valor módico para la dimensión y la ubicación, pero bueno, no deja de ser un alquiler que tenemos que pagar junto con todos los servicios y los insumos que en general podemos necesitar para hacer el trabajo que hacemos”, introduce Leroy Gutiérrez, integrante de la actual comisión directiva de la asociación, en diálogo con Domingo.
Para costear los gastos, trazaron una serie de estrategias como, por ejemplo, un convenio con el Municipio B a cambio de servicios de asesoría jurídica a la población que concuerre al Centro de Referencia y Orientación para Personas Migrantes del municipio.
Sin embargo ahora, tras poco más de dos años de establecerse en Cordón, tienen que emprender una nueva mudanza, ya que esta casa también fue vendida. “Los próximos meses de lo que queda de 2025 tenemos que encontrar un nuevo lugar, porque si llegamos a diciembre de 2025 sin saber a dónde irnos, lo más probable es que tengamos que cerrar”, afirma Leroy.

Dado este escenario, Idas y Vueltas se encuentra en la búsqueda activa de una nueva casa. Al tratarse de una asociación de la sociedad civil sin fines de lucro, lo que piden es un comodato para establecerse en un espacio en el Municipio B, zona donde no solamente se encuentra un porcentaje importante de la población migrante de la capital, sino también de los servicios al que necesitan acceder para tramitar, por ejemplo, la documentación de residencia, la ciudadanía y otros trámites afines.
“Si vamos a alquilar una casa, no nos da para pagar el alquiler con los precios que pide el mercado, no tenemos esa plata teniendo en cuenta que gran parte del trabajo que se realiza acá es voluntario”, destaca Leroy. “Estamos tratando de hacer circular este pedido de ayuda. Fuimos al MIDES, enviamos una carta al INAU, nos reunimos con la Dirección de Educación y estamos buscando otras líneas. Todavía no hemos tenido respuesta o al menos no la idónea”, suma.
La asociación ha recibido la oferta de funcionar en locales ya existentes como el Espacio Colabora, de la Intendencia de Montevideo, o el INJU, del MIDES, pero entienden que eso descaracterizaría el trabajo y el ambiente que lograron construir en estos años.
“Las asesorías que brindamos llevan un tiempo. No es un mero trámite, a veces estamos una hora o más con la persona. Hay que escuchar a la gente, y está bueno que ellos tengan un espacio donde estén cómodos, donde puedan dialogar con otras personas y puedan compartir, por eso hacemos otras cosas que no implican solo la asesoría, sino también espacios de encuentro: tenemos el club de lectura, el espacio Mujeres de Todos Lados y diferentes cineforos. La idea es que las personas puedan integrarse y puedan poner parte de su cultura. Y que además pueda funcionar los sábados, que es cuando mucha gente puede concurrir a la sede”, explica Elisa Fischer, también integrante de la actual directiva.

“Ir a un cowork o a una dependencia del Estado sería desnaturalizar lo que es la Asociación Civil. Entiendo que la gente quiera darnos alguna solución rápida, pero eso no es lo que necesitamos. No estamos solamente atendiendo al público, generamos un espacio para que la gente se sienta bienvenida, que haya una escucha y una integración. Sin eso, que nos diferencia, y que es una buena fama que nos precede, nos limitaríamos a compartir información”, detalla a su vez Leroy.
Ese diferencial fue lo que hizo que Fidel del Sol, informático de origen cubano radicado en Uruguay desde hace seis años, decidiera trabajar como voluntario allí. “Llegué a Idas y Vueltas en junio de 2019. El primer día fui a conocer y a buscar un abrigo; luego regresé para recibir asesoría en documentación y laboral. La tercera vez que volví decidí colaborar como informático, vi que era un espacio que representa oportunidades para mucha gente, estas mismas oportunidades que son carentes o escasas según nuestro país de origen”, cuenta quién ha podido en estos años ver de cerca el impacto que la escucha atenta y una orientación humanizada pueden tener en las personas que recién llegan al país, muchas en situación de vulnerabilidad.
Lo mismo sintió Santiago Beltrán, también de origen cubano y radicado en Uruguay desde hace 12 años. “Como migrante sé lo difícil que puede llegar a ser establecerse en un país nuevo, venir a un país sin información, sin redes de contención es complicado. Eso me animó acercarme para ser voluntario”, dice quien está por recibirse de psicólogo y brinda psicoterapia en el espacio de salud mental.
“Me parece muy importante el trabajo que hace la asociación porque tiene un abordaje muy integral del sujeto en su contexto, tiene un anclaje cultural, de tratar de acompañar a los migrantes en su inserción en esta sociedad”, anota.

Ya Rodrigo Vivas, uruguayo licenciado en derecho, y referente de las asesorías en documentación y jurídica, es voluntario de Idas y Vueltas desde 2020. En estos cinco años ha podido constatar que la asociación es, muchas veces, el primer lugar al que acude el migrante recién llegado a Uruguay.
“En la asesoría en documentación asesoramos sobre los procesos de regularización migratoria. Todo lo que tiene que ver con las visas, la residencia, solicitud de refugio, incluso la ciudadanía legal y la obtención de la cédula de identidad, que es algo muy importante para poder llevar una vida normal en el Uruguay, es una llave que te permite acceder a los distintos servicios públicos”, detalla.
Rodrigo entiende que la información es clave, pero también lo es la forma como se la transmite. La capacidad de empatía que caracteriza al equipo de voluntarios, considera, posibilitó que la asociación sea referente en el país y que hoy el boca a boca sea la principal vía por la cual muchos y muchas llegan hasta la sede.
“Por Idas y Vueltas pasan cientos de personas todos los años. Nosotros apoyamos desde la contención, desde la información, y haciendo un puente entre las instituciones y las personas. Muchas veces somos el primer o que tienen con los requisitos de los trámites, con que se les explique qué es lo que tienen que hacer, cuáles son las prioridades para la situación en la que se encuentran”, cuenta. Y añade: “Nos cruzamos vuelta y media con situaciones realmente duras, con personas que están muy desgastadas, angustiadas, con mucha incertidumbre sobre su presente y su futuro cercano. Así como también tenemos de las otras que realmente son muy alentadoras, que tienen una resiliencia impresionante”.
Un espacio para compartir entre mujeres
Cuando Mirna Luisa, licenciada en Relaciones Internacionales, de origen salvadoreña y radicada en Uruguay desde 2022, llegó a Montevideo, encontró un lugar para recomenzar y sintió una tranquilidad que buscaba desde hace tiempo. Pero, con el paso de los meses, sintió también las dificultades que implica el insertarse laboralmente y hacer nuevas amistades.
Fue cuando conoció a Idas y Vueltas para hacer voluntariado, que se encontró con el espacio Mujeres de Todos Lados. Allí dio con mujeres de los más diversos países, de distintas edades y distintos recorridos que, así como ella, buscaron emprender su proyecto de vida en este país.
“En este grupo encontré muchos cuidados, mucho amor, respeto, mucha contención y sobre todo el hecho de sentirme integrada”, dice en diálogo con Domingo. “Puedo decir que en Uruguay encontré mujeres que nos damos la oportunidad de conocernos entre nosotras, de apoyarnos sin pedir nada a cambio, que tengo amigas en este nuevo lugar en el que estoy intentando vivir”, relata.
El colectivo fue creado en abril de 2023 y desde entonces sus integrantes (aproximadamente 30 mujeres) se reúnen cada sábado de las 11.30 a las 13.00 en la sede de Idas y Vueltas. La intención fue y es seguir construyendo un espacio que promueva el encuentro y la colaboración entre mujeres migrantes y uruguayas, con el objetivo de co-crear un lugar de intercambio, y construir redes de amistad y apoyo mutuo. A través de un enfoque de género, buscan comprender y brindarse sostén frente a las desigualdades que las afectan como integrantes, tanto en calidad de mujeres como de migrantes.
Las actividades, que pueden ir de talleres sobre gestión financiera, hasta producción de mandalas, cerámica y rondas de charlas temáticas, son planificadas de forma colectiva y responden a las inquietudes, conocimientos y propuestas de las participantes. La diversidad de experiencias y recorridos es, dice la internacionalista, lo que vuelve cada encuentro tan valioso.
En 2024, Mirna tuvo que volver a El Salvador, pero hace pocos meses egresó junto a su pareja y, parte de esta decisión, tiene que ver con la relación que pudo fortalecer con Uruguay desde su experiencia con el grupo.
“Una de mis mayores motivaciones de seguir insistiendo a estar acá es el grupo de mujeres. Generalmente la manera cómo socializas al llegar a un nuevo país, surge a través de un trabajo o de los vecinos del barrio, pero si venís de otro contexto, como el mío, que no hay tanta integración en el barrio, la dinámica es otra y cuesta más. En ese sentido, el grupo me ha permitido tener esos vínculos, sentir que no solo puedo tener amistades en un espacio laboral, sino que también puedo, y qué bonito es hacerlo, a través de un espacio de aprendizajes y de escucha”, sostiene quien también valora la forma horizontal como el grupo viene desarrollándose ya que, entiende, muchas veces los espacios creados para la población migrante cargan con una mirada asistencialista.

“En el grupo hay otra mirada, nos vemos como pares. Cada una trae una historia, una experiencia, cosas para enseñar y aportar. Hay mucho conocimiento, ya sea universitarios o de experiencia de vida. El hacerte partícipe de las actividades que se desarrollan también te permite vincularte. El darte cuenta de que sí es posible estar entre mujeres, aprender entre mujeres, cuidarnos entre mujeres y sobre todo irar esa diversidad que somos, es muy lindo”, finaliza.
Escenario complejo
Del 2020 al 2023 Idas y Vueltas tuvo un convenio con la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y eso sostenía parte de su trabajo en Montevideo y en el Chuy. Con la finalización del convenio, la asociación tuvo que cerrar la sucursal de la frontera.
“La gente que llega al Chuy hoy no tiene esa atención que antes tenía, se cesó completamente y lo que pasa es que quienes necesitan ayuda tienen que venir a la capital. Está el MIDES, pero así como en Montevideo, donde el Estado no logra cubrir todas las necesidades de las personas o no las puede atender al 100%, en el Chuy pasa lo mismo. Hasta que la persona consiga la ayuda que necesita, a veces pasa mucho tiempo, y hay situaciones que son urgentes”, cuenta Elisa Fischer.
Tanto para ella, como para Leroy y otros de Idas y Vueltas, el cierre del convenio con ACNUR habla de un contexto general de crisis para las organizaciones que se dedican a trabajar por los Derechos Humanos, ahora intensificado por los recientes recortes de Estados Unidos a las organizaciones de ayuda humanitaria. Por ejemplo el Servicio Ecuménico para la Dignidad Humana (SEDHU) en Uruguay, también viene enfrentando un recorte que llevó parte de su personal a seguro de paro.
“Estados Unidos recorta y hasta suspende algunos fondos que aporta a Naciones Unidas y luego Naciones Unidas también tiene que recortar el dinero que va a sus agencias como ACNUR, UNICEF y OIM. Al recortarse esos fondos, luego las ayudas que esas oficinas daban a las asociaciones civiles, que trabajan con personas migrantes o con Derechos Humanos de otros colectivos, tienen sus servicios limitados. Hay una escasez general”, sostiene Leroy.
En su informe de investigación Lives at Risk, publicado el 29 de mayo, la Amnistía Internacional examina la manera en que los recortes han frenado en varios países distintos programas de atención médica y ayuda humanitaria a personas en situaciones vulnerables. Estos recortes se han realizado como respuesta a la orden ejecutiva “Reevaluating and Realigning United States Foreign Aid” (Reevaluación y realineación de la ayuda exterior de Estados Unidos), dictada por el presidente Donald Trump el 20 de enero de 2025.
Sobre este panorama, Amanda Klasing, directora nacional de relaciones institucionales y gubernamentales de Amnistía Internacional Estados Unidos, manifestó lo siguiente: “La decisión de recortar estos programas de manera tan brusca viola el derecho internacional de los derechos humanos que Estados Unidos está obligado a cumplir y socava decenios de liderazgo estadounidense en iniciativas humanitarias y de desarrollo globales", argumentó.
Klasing aún sumó que, aunque la financiación estadounidense a lo largo de décadas haya tenido una relación compleja con los derechos humanos, la magnitud y lo repentino de estos recortes han creado "un vacío que amenaza vidas y que otros gobiernos y organizaciones de ayuda no pueden, de forma realista, llenar de forma inmediata”.
Por otro lado, no solamente Estados Unidos realizó recientemente cambios respecto a políticas migratorias. También el gobierno de Javier Milei en Argentina modificó la Ley de Migraciones y alteró pautas referidas al a la educación y salud para extranjeros.
Dado el contexto, muchos referentes de organizaciones como Idas y Vueltas se preguntan si eso tendrá algún impacto para Uruguay.
“Creo que lo que va a pasar es que muchas personas que antes se quedaban un tiempo en Uruguay y se preparaban para ir a Estados Unidos, como es el caso de muchos cubanos, ahora, sabiendo que no van a poder entrar allí, quizás se queden por acá”, dice Hendrina Roodenburg a Domingo.
“Lo que juega a favor de Uruguay es la documentación, que son trámites relativamente simples, aunque hoy se esté demorando mucho más tiempo para entregar la cédula de identidad. Por otro lado, además de que prácticamente se cierra la vía a Estados Unidos, los países de la región están bastante complicados. Eso podría servir de incentivo a que la gente se plantee venir a Uruguay. Aunque sea geográficamente más lejos y un país caro”, dice Leroy.
El escenario, consideran, refuerza la importancia y la vigencia de las organizaciones que trabajan con la movilidad humana y que, en un mundo de fronteras trazadas a pulso firme, actúan para desdibujar barreras y construir puentes donde otros alzan muros.
Las personas interesadas en asociarse a Idas y Vueltas, hacer donaciones o colaborar como voluntarios pueden ar la asociación a través del mail [email protected], o la página de Instagram @idasyvueltas.uy. Actualmente, además de la búsqueda de una nueva casa, se encuentran expandiendo el equipo de atención psicológica, por lo cual están recibiendo postulaciones para voluntariado en esta área.
Por otro lado, con la llegada del invierno, también estarán recibiendo donaciones de ropas, calzados, frazadas y cobertores en buen estado. Las piezas se reciben en su sede ubicada en José Enrique Rodó, 2182.
Todas las actividades son sin la necesidad de agenda previa. El Club de Lectura (que se realiza cada quince días), y los encuentros del grupo Mujeres de Todos Lados son abiertos al público.
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