En una audiencia compleja, con varios imputados presentes y hasta una denuncia por falso testimonio, la jueza María Laura Sunhary imputó a dos personas por participar en el atentado en la rambla de Buceoen febrero de este año. Uno de ellos es a quien la Fiscalía acusa de ser el autor material y el segundo, de nombre Víctor Albín, es a quien señalan por haber “instado” a que se cometiera el crimen. Él está preso por homicidio.
El País había informado que la Fiscalía había vinculado a Albín al clan “Albín-Suárez”, que está en guerra por la disputa del mercado de la droga en una zona de Montevideo con “Los Colorados”. La víctima del atentado fue Axel Joel Mattos, señalado como el líder de esa banda, pero quien resultó herida fue su pareja, quien recibió cinco tiros, dos de ellos en la cabeza. El hijo de ambos sufrió un roce de bala en la espalda.
El ataque ocurrió el domingo 16 de febrero en la tarde, cuando Mattos conducía su vehículo por la calle Luis Alberto de Herrera hacia el norte. Lo acompañaban su pareja y su hijo. En determinado momento, un motociclista le comienza a disparar a Mattos, quien lo terminó chocando con el auto. Sin embargo, el agresor corrió y se subió a un vehículo que lo esperaba atrás, para huir.
Se dirigieron hacia una vivienda en La Comercial y allí entró en la escena, según Fiscalía, Albín. Al llegar a la vivienda, el autor del crimen (que está prófugo) y el conductor del auto que lo ayudó a huir (que está imputado y preso) llamaron por videollamada a otro hombre. Esta persona les preguntó si efectivamente habían podido cumplir con el objetivo, a lo que el tirador le dice que sí, que le había dado en el cuello.
En ese momento, los involucrados le pidieron a este hombre que alguien los vaya a buscar y por eso sumaron a la videollamada a un cuarto hombre. Él fue a buscar a los autores hasta esta casa en La Comercial y los dejó en el barrio Verdisol. La Policía pudo reconstruir este trayecto a través de las cámaras de seguridad y dieron con el dueño del auto que los fue a buscar.
En su momento, declaró como testigo y dijo que un “amigo” que tenía en común con los involucrados le había pedido si podía hacerle el favor de irlos a buscar. Ese “amigo en común”, era un tal Julio Techera. Lo tenía agendado con ese nombre. Techera, insistió la Fiscalía, en realidad era Albín. Fue Albín quien llamó por videollamada desde la cárcel y se aseguró de que el crimen se hubiera perpetrado.
Previo a la audiencia de este jueves, la Justicia ya había imputado al conductor del auto que sacó al presunto agresor de la escena y al segundo hombre que ofició de chofer al llevarlos al barrio Verdisol.
Albín afirmó en la audiencia, a través de su defensora, que se lo señala por tener “portación de apellido”.
Testigo y ¿falso testimonio?
Un testigo con información útil para el caso declaró en la Policía y firmó el acta. Al tiempo, la Fiscalía lo citó y le preguntó nuevamente por los hechos. Declaró lo mismo que había dicho inicialmente. Este jueves, debería declarar frente a la jueza, pero esta vez dijo que no sabía nada sobre el tema.
Ante la insistencia de las fiscales, él se limitó a contestar que en la policía “no había leído bien el acta” y que no recordaba qué era lo que había dicho en sede de la Fiscalía.
La fiscal le preguntó si había llegado a ver el gesto que le había hecho uno de los imputados —”como de que pensara lo que estaba haciendo”, describió— pero el testigo le contestó que no.
En la misma audiencia, le radicaron la denuncia por falso testimonio. Destacaron que esto es tan solo otro síntoma del poder de “esta gran organización, que dispone de gente que los ayuda, de autos que salen de la nada”. Refirieron que personas que no tienen un trabajo consiguieron autos, casas en Montevideo y Canelones y se hicieron más de 20 allanamientos para poder detenerlos.
¿Por qué está preso Víctor Albín?
Albín está preso desde el año 2015 y tiene una condena firme por 23 años de prisión. Fue parte de un grupo que, ese año, engañó y emboscó a un exrecluso con el que tenía un problema por la "venta de estupefacientes" —surge de la sentencia de la Suprema Corte de Justicia— y lo acribillaron a balazos en pleno Cerro Norte. A los pocos días, balearon a los familiares del fallecido. Por la violencia con la que ejecutaron el crimen, les agregaron la agravante de "brutal ferocidad".