En el piso 11 de la Torre Ejecutiva hay un convencimiento de que la conducción económica del gobierno de Luis Lacalle Pou no fue buena, que el estado de situación de las cuentas públicas habla por sí solo y que lo hará con más claridad en los próximos días, cuando el Poder Ejecutivo envíe al Parlamento el último proyecto de Rendición de Cuentas correspondiente al anterior período.

Mucho se ha debatido en torno a las cifras sobre el déficit fiscal y cómo se componen, pero para el gobierno de Yamandú Orsi es claro que las finanzas del Estado no están lo ordenadas que se suponía durante la transición entre gobiernos, ni lo que había transmitido -y divulgado públicamente- el equipo de gestión de Lacalle Pou y la exministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche.

A 12 meses cerrados en marzo, el déficit fiscal se situó en 3,1% del Producto Interno Bruto, una situación que el actual ministro Gabriel Oddone definió el 8 de abril como “compleja” pero “manejable”, con pagos que no obstante todavía no estaban incluidos en el cálculo, como por ejemplo el que el gobierno tuvo que pactar la semana pasada con Ferrocarril Central -que amenazaba con un arbitraje- por un diferendo arrastrado desde el gobierno anterior y que se saldó en US$ 144 millones. Un déficit que para el actual gobierno es “el más alto” en 35 años, como también dijo Oddone, y que el Partido Nacional rebatirá en el debate por la Rendición de Cuentas, iniciativa que el Parlamento recibirá la en Cámara de Representantes entre fines de la semana que viene e inicios de junio.

La instancia, que si bien es formal porque no puede haber aumento de gasto ya que corresponde al presupuesto anterior -y que en verdad es una parada obligatoria antes de que el gobierno envíe su iniciativa presupuestal para todo el período- dará lugar a un escenario de confrontación grande, según entienden en filas del oficialismo y de la oposición.

Foto: Leonardo Mainé

Algunas pautas, pese a que los legisladores están enfocados por estas horas en resolver el descalabro de la Caja Profesional, ya fueron delineadas. Una de ellas es la definición de darle al asunto un “tratamiento prolijo”, al integrar -como es de estilo- las comisiones de Hacienda y Presupuesto, para luego generar una “discusión importante en el plenario” de la Cámara de Representantes, según indicó a El País el presidente de Diputados, Sebastián Valdomir. “Vamos a tomarnos el tiempo que requiera; no va a ser algo que hagamos a las apuradas”, agregó el legislador del Movimiento de Participación Popular (MPP).

Varios parlamentarios del Frente Amplio consultados para esta nota coincidieron en que, como oficialismo, no se escatimará en las críticas a la gestión anterior y la calidad del punto de partida durante la discusión legislativa.

Valdomir puso en este sentido de ejemplo “la diferencia de dinero” entre lo que los representantes del gobierno anterior dijeron y lo que Economía se encontró al asumir. “El principal eje de discusión es ver si ellos asumen la diferencia de US$ 900 millones que hay entre lo que se dijo desde el equipo económico de Arbeleche y lo que encontramos. Y esto -agregó Valdomir- hace al déficit fiscal y a aspectos de gestión como el presupuesto de ASSE, el fondo de emergencia agropecuaria y lo que tiene que ver con las transferencias que debían hacer los entes el año pasado, o el pago de impuestos de las empresas públicas de 2024, y no se hicieron”.

Gabriel Otero, también diputado del MPP, entiende asimismo que para la bancada de gobierno el debate será “importante” porque precisamente servirá para analizar, en negro sobre blanco, “si los números reales son iguales a los de las palabras” de la ahora oposición.

“Va a haber un debate fuerte”, valoró por su parte el senador frenteamplista Eduardo Brenta. “Porque nosotros vamos a plantear que hay dos modelos de país contrapropuestos, dos proyectos distintos y por qué la gente optó (en las últimas elecciones) por el del Frente Amplio”.

Brenta opinó además que el debate presupuestal será usado como argumento por su bancada para reafirmar “lo que se sostuvo en la campaña electoral, y es que Uruguay es hoy un país más desigual que el que había en el año 2019”.

Foto: Juan Manuel Ramos

Entre los blancos, la proximidad de esta discusión ya es un tema de conversación, sobre todo entre los legisladores de la cámara baja, señaló a El País uno de los coordinadores de los representantes nacionalistas, el diputado Rodrigo Goñi, quien subrayó que, como oposición, se sostendrá la postura de que el gobierno de Lacalle Pou dejó “mejores números macroeconómicos” que los que había en 2019, y que se recalcará el efecto que tuvo la pandemia por el coronavirus, que generó una crisis de la que “ni China se recuperó todavía”.

El tono será el que proponga el oficialismo, agregó Goñi (ver recuadro), que advirtió de un boomerang en caso de que la coalición de izquierda vaya a fondo en sus planteos. “En ese caso, nos van a encontrar”, señaló y advirtió por adelantado que, si el panorama es tan crítico como lo pinta el Frente Amplio, “Lacalle Pou no se habría ido con la aprobación con la que se fue”.

El senador Sebastián Da Silva, uno de los legisladores blancos más activos en redes y los medios, aseguró por su lado que la definición política de la bancada opositora es “defender el legado” del gobierno anterior, y dejar bien en claro cuál es el punto de partida que tendrá la gestión de Orsi (ver aparte), para a partir de ahí tener claras las bases desde las cuales evaluar luego esta istración.

“Desde ese punto, que es el punto cero, el Frente Amplio va a mejorar o empeorar. Esa es la vara”, dijo el dirigente del sector mayoritario del Partido Nacional.

Los blancos también han asumido, agregó, que el Frente Amplio planteará un debate duro porque “tienen que ganar alguna batalla política”, y que con ese objetivo se buscará “justificar todo”. “Pero las acciones que han emprendido van en sentido contrario: si hay un país fundido, como ellos dicen, no deberían haber destinado más de US$ 32 millones en una estancia”, dijo Da Silva en referencia a la adquisición que dispuso el Instituto Nacional de Colonización el pasado 14 de mayo de 4.400 hectáreas de campo en Florida para que allí se instalen productores lecheros. “Si están fundidos y hacen esa compra, son unos irresponsables”, concluyó el senador, anticipando un argumento que estará en el debate.

Foto: Estefanía Leal/El País

dos miradas

“La vara” con la que inicia Orsi para el PN

Para la Coalición Republicana, y en especial para el Partido Nacional -que es el partido del anterior gobierno- el proyecto de Rendición de Cuentas que presente la istración de Yamandú Orsi será el “punto cero” desde el cual iniciará esta gestión y será fiscalizada por la oposición. “Es la vara”, dijo a El País el senador Sebastián Da Silva. “Es la vara a partir de la cual deberán generar empleo, subir salarios” y evolucionar en todos los indicadores económicos, agregó el legislador de Alianza País.

En Diputados, los blancos están aguardando por el “tono y el énfasis” con que el Frente Amplio planteará el debate sobre lo hecho en el último período. Pero definieron que si la discusión sube los decibeles, la bancada nacionalista responderá con el mismo ruido. “Nos van a encontrar y puede haber un boomerang”, dijo Rodrigo Goñi, uno de los coordinadores de la bancada blanca.

Foto: Estefanía Leal.

“Elevar la mira”: el pedido de González

El senador socialista Gustavo González considera crucial que el sistema político “eleve la mira”, luego de días de discusión y polémica por varios temas que a su entender ha llevado a insultos y agravios entre oficialismo y oposición. Ese es, de hecho, un extremo que varios saben que puede volver a darse en la próxima semana, cuando se debata sobre el último año fiscal del gobierno pasado y se desarrolle una discusión que pondrá en disputa dos modelos de gestión.

“Tenemos que discutir los temas de la gran política, y eso tiene que ver con los problemas más sencillos y que afectan a la gente, como el trabajo y la salud”, dijo el frenteamplista en este sentido. “Hay que dejar el circo de lado. ¿Y qué defino por circo? Insultar y descalificar a las personas, todo lo que no corresponde. Lo que tenemos que hacer es discutir las posiciones políticas, y debatir con altura. Porque además la gente está cansada del circo”.

Sobre el debate de fondo, el senador entiende que el gobierno que asume “tiene la responsabilidad objetiva de decir cómo encuentra el país” y que si eso genera “enojo” en filas de la coalición republicana, deberá ser enfrentado también con “números”.