Mucho está en juego

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El flamante gobierno de nuestro país parece abocado a tratar de desdibujar la excelente gestión de su predecesor. Es una estrategia política fuera de lugar porque tiene por delante gobernar a nuestro país por los próximos cinco años, tratando sin descanso ni distracciones, de alcanzar la mayor eficacia, eficiencia y honestidad posibles. Se lo debe a la sociedad.

Con motivo de la celebración del “Día Mundial del Medio Ambiente” el Ministerio de Ambiente realizó algún anuncio que merece comentarios.

El ataque constante del FA al Proyecto “Neptuno” que finalmente fue suscripto por el gobierno anterior con un consorcio privado, no impidió que una vez evaluadas todas las posibilidades que planteaba el proyecto (calidad del agua resultante, monto y financiación de las obras, impactos ambientales y sociales, valoración de la infinitud de la fuente de extracción y el costo estimado que tendrá el litro de agua para los s), se aprobara como la mejor propuesta.

Durante los 15 años anteriores de gobierno frenteamplista, y a pesar de haber contado con una bonanza económica histórica, no se encaró una solución al problema archiconocido de la aguda crisis de deterioro y contaminación que padece, desde hace décadas, la cuenca del río Santa Lucía; siendo la única fuente de agua potable para el área metropolitana de Montevideo, donde se concentra el 66% de la población total de Uruguay.

Tan solo le entregaron al presidente entrante en marzo de 2020, una escueta carpeta con un “proyecto” de represar el arroyo Casupá para que él, en todo caso, hiciera lo que ellos no concretaron en tres lustros. La idea es construir otro embalse de agua para procesar en Aguas Corrientes.

Al volver ahora al ejercicio del Poder Ejecutivo, quizás no puedan borrar de un plumazo sus discursos más panfletarios que racionales -aunque sepan que es una buena solución a largo plazo para el país- intentando una renegociación del contrato firmado con la empresa privada para la construcción de las instalaciones en Arazatí, y al mismo tiempo hablen de reflotar la idea de represar el Casupá, a pesar que la agudísima crisis hídrica del 2022-2023 dejó en evidencia inequívoca que, de repetirse, dejará sin agua a la propia cuenca del Santa Lucía, incluido al arroyo Casupá.

Si el actual gobierno igualmente desea construirla y dispone de los recursos económicos para hacerlo, que lo haga, siempre y cuando no detenga la concreción de “Neptuno”, que sí ofrecerá una alternativa confiable para garantizar el suministro de agua potable al área metropolitana, más allá de los avatares climáticos. Pero no, una por otra.

En este estado de situación parece poco serio que se quiera encandilar a la población reflotando la idea de Casupá, añadiendo el maquillaje de que incluiría una nueva área protegida asociada. Recordemos que las áreas naturales protegidas son aquellas que poseen ecosistemas, fauna, flora, o valores culturales o históricos de valía especial para el país y que, por ello merecen su conservación a través de medios legales y de gestión. Es obvio que el arroyo Casupá no ofrece ninguna de esas características.

Entonces, volvamos a poner los pies sobre la tierra y abordemos los desafíos que enfrenta el país con la seriedad y responsabilidad que merecen.

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