Suele afirmarse que los primeros 100 días de un nuevo gobierno son fundamentales para plantear sus iniciativas claves, poner en marcha sus prioridades y realizar los cambios que entiende pertinentes en las principales políticas públicas. La novel istración de Yamandú Orsi ha ignorado con total éxito esta recomendación de manual y ha desperdiciado sin ninguna novedad relevante el período más importante de su gestión.
Por cierto que se han aducido algunas razones, de las cuales ninguna resulta de recibo. La vicepresidenta, que ha tenido una destacada actuación dando la palabra en el Senado, expresó que no se hizo mucho porque el gobierno tuvo que apagar “algunos incendios”. Está faltando a la verdad, si se tiene en cuenta que el gobierno anterior tomó una gran cantidad de iniciativas, incluido el envío al Parlamento de la Ley de Urgente Consideración, en sus primeros 100 días con la pandemia declarada a las dos semanas de haber asumido.
También se ha utilizado ampliamente el argumento de que el déficit fiscal es el más alto en los últimos 35 años tomando en cuanta las “deudas a pagar” que dejó el gobierno anterior. Esto es sencillamente una gran mentira. La situación fiscal en que asume el gobierno de Yamandú Orsi es infinitamente mejor que en la que tomó posesión del cargo Luis Lacalle Pou.
En primer lugar, hoy el riesgo país de Uruguay es el más bajo de América Latina, hace cinco años no entraba entre los tres más bajos. En segundo lugar, la nota de las calificadoras de riesgo está dos escalones por encima del mínimo dentro del grado inversor con perspectiva estable, cuando hace cinco años estaba en el mínimo con perspectiva negativa y el país estuvo a punto de perder el grado inversor.
En tercer lugar, el déficit fiscal estructural, aquel que excluye los ingresos y los gastos extraordinarios y considera la fase del ciclo económico, hoy es casi un punto del producto menor que el que era hace cinco años. En cuarto lugar, hoy se están pagando muchos menos intereses en relación al producto que hace un lustro, gracias a que se logró colocar deuda a la tasa de interés más baja de la historia del Uruguay. En quinto lugar, el cálculo dado por el ministro Oddone sobre el déficit incluyendo la “deuda flotante” es de una enorme deshonestidad intelectual, y él lo sabe, lo que vuelve la situación más triste. De acuerdo a estimaciones brindadas estos días en la prensa, la presunta “deuda flotante” dejada por el gobierno anterior, vale decir gastos que se pagan en diferido co-mo ocurre en todas las istraciones, es del 0,4% del PIB.
Y resulta que la misma “deuda flotante” dejada por el segundo gobierno de Vázquez es del 0,5% del PIB. Utilizando el mismo criterio del Ministerio de Economía actual el déficit fiscal más alto de los últimos 35 años es que el dejó el último gobierno del Frente Amplio, y vamos a ver qué resultado deja el actual que comenzó gastando 32 millones de dólares en una estancia para 16 personas.
Lo cierto, en definitiva, es que ninguna de las excusas esgrimidas para explicar por qué no se ha hecho nada en los primeros 100 días de gobierno es aceptable. No hay ninguna crisis, no hay incendios ni tenemos un déficit fiscal alto, lo que notoriamente falta es preparación, programa de gobierno e ideas para llevar adelante.
Vale decir, no se ha hecho nada porque no parece haber la menor idea de para dónde arrancar, ni en materia de economía, ni de vivienda, ni de salud, ni de infraestructura, ni de educación, ni en salud ni en absolutamente ninguna área del gobierno.
Cuando no se tiene rumbo ningún viento es bueno y eso es lo que le está pasando al gobierno y al país. Ya las excusas resultan absurdas ante el incremento de los casos violentos de inseguridad pública, ante los problemas que comienzan a surgir en las empresas y en el empleo, en la falta de acción de una Cancillería liderada por un burócrata de organismo internacional que se preocupa por los cargos a repartir pero no por los temas en que se juega la suerte del país; por una ministra de salud preocupada por las bebidas energizantes mientras tienen problemas reales que ignora y un ministro de desarrollo social que no tiene respuestas en serio a las lamentables muertes de personas en situación de calle producto de su inacción.
Como confiesan notorios frentistas como el “analista” Gerardo Caetano el gobierno no comenzó bien. Y la peor noticia es que recién van 100 días.