Un gobierno en crisis permanente, incluso en plena “luna de miel”, decidió hacer un gran anuncio. Juntó entonces a dos ministros, el de Economía y la de Industria, para informar de una nueva paramétrica para el cálculo del precio del combustible, y la baja del mismo. Sobre lo primero, no cambió casi nada, salvo darle más rigidez al cálculo, haciendo ajustes cada dos meses, en vez de uno. Y la baja... ¡un 0,07%! Una verdadera tomadura de pelo a toda la sociedad.