Uruguay está virtualmente clasificado al Mundial de Estados Unidos, México y Canadá de 2026. Aunque no se puede decir que matemáticamente lo está, el único que le podría robar la posibilidad de ir directo es Venezuela, que debería ganar los dos partidos (Argentina y Colombia), esperar a que la Celeste pierda los dos restantes (Perú y Chile) y encima alcanzar la diferencia de goles que hoy en día es de +7 contra -4.
Los de Marcelo Bielsa vencieron justificadamente 2-0 a los de Fernando Batista gracias a los goles de Rodrigo Aguirre y Giorgian de Arrascaeta, y los jugadores saben internamente lo que lograron, disipando las dudas que crecieron después de la fea derrota contra Paraguay por 2 a 0.
Liderado por el capitán José María Giménez, el plantel saludó a las cuatro tribunas una vez terminado el partido, reconociendo a las 30.000 almas que desafiaron al frío y fueron al Centenario. En una noche rara, con poco clima de definición, menos de partido importante, en el que la organización debió colocar cánticos por los alto parlantes para darle otra sensación a los jugadores. Recién en el tramo final del encuentro, cuando ya estaba todo liquidado, apareció la tradicional “ola” de los hinchas y aplausos por el triunfo que se empezó a gestar alrededor de una presencia: el regreso de Rodrigo Bentancur, quien es titular indiscutido en esta selección.
El trámite del partido y la mejora en el rendimiento de Uruguay

En ningún momento pareció peligrar un triunfo de Uruguay. Ni siquiera cuando algún contragolpe de Venezuela coqueteó con el gol en el primer tiempo. El rendimiento colectivo levantó y enfrente tuvo un rival con falencias en la mitad de la cancha, algo que aprovechó el equipo local para ocupar bien los espacios.
La Celeste -más que nunca, jugando hasta con el short de ese color, como en el partido por el tercer puesto contra Alemania en 2010- contó con un interesante tándem por derecha. Se puede criticar que a veces no finaliza bien las jugadas, pero la titularidad de Nahitan Nández en el lateral derecho también debería ser indiscutida. Su ímpetu y su forma de jugar contagia, y anoche su presencia fue positiva para Facundo Pellistri, que tuvo un buen rendimiento, ganando confianza, apostando a llegar hasta el final para lanzar el centro, que no siempre fue certero.

Del mismo modo, Maximiliano Araújo fue un pilar por la izquierda, ayer sí pareciéndose mucho más a ese jugador encarador al que Bielsa le dio la titularidad de forma acertada en el comienzo de su proceso. Tanto para los circuitos por derecho, como los de izquierda, fueron importantes las presencias de Bentancur y de De Arrascaeta, para buscar ese pase hacia adelante y no insistir con una tenencia de balón intrascendente, y con pases hacia atrás en vano. Con ellos, siempre hubo una línea de pase por el medio, y se crearon los espacios para atacar de la forma que tanto hace hincapié Bielsa.

El partido se liquidó con el segundo gol en el inicio del complemento, pues Venezuela no tuvo herramientas para contrarrestar el juego de la Celeste y la diferencia en el marcador. Más allá de que Santiago Mele tuvo una notable intervención en el final, y de que el equipo visitante jugó en campo contrario, nunca se puso en duda la victoria de Uruguay.
La Celeste quedó en el cuarto lugar y sabe que jugará el Mundial del próximo año. Se mejoró en el juego, en rendimientos individuales y hasta en actitud, aunque esta versión dista mucho de la mostrada en el inicio de esa misma competencia.
Queda la doble fecha de setiembre, y algunas fechas FIFA. Deben servir para crecer en lo colectivo y para que el DT logre estirar el plantel.
Las locuras de Bielsa que no se terminan de entender

Evidentemente, a Marcelo Bielsa no le gusta hacer demasiados cambios, menos todavía cuando él considera que el equipo está rindiendo. Y anoche fue una muestra más, ya que hizo solo tres cambios, todos en los últimos 15’, y llamativamente agotó dos ventanas en un minuto de diferencia, con los ingresos de Guillermo Varela y de Nicolás Fonseca.
Lo peligroso de esa decisión referida a las variantes es que los equipos suelen fundirse en el tramo final. En la Copa América el DT llegó con un equipo fundido al final de la competencia, y ese hecho le pasó factura.
Era una linda oportunidad -con el partido semiliquidado- de ver en acción por varios minutos a jugadores como Agustín Álvarez, Lucas Torreira o Rodrigo Zalazar (de buen ingreso frente a los Guaraníes), sin embargo, Bielsa hizo solo tres cambios al final y con jugadores de confianza para él como Sebastián Cáceres, Guillermo Varela y Nicolás Fonseca.
El DT se molestó con el médico porque no le daba una aparente respuesta clara sobre la dolencia de Rodrigo Bentancur, también se molestó con sus asistentes en el momento en el que decidió el ingreso de Fonseca (utilizando dos ventanas en un minuto) y, por si fuera poco, también se fastidió en conferencia por una intervención de un periodista que entendió que era desubicada. Quizás es hora de disfrutar un poco más y no ser tan duro con la gente que lo rodea.
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