Qué es la terapia centrada en la compasión: prácticas para vivir con más calma y mejorar nuestros vínculos

Psicólogos explican cómo ser más compasivos y comparten herramientas para conectar con uno mismo y los demás, reducir la ansiedad y potenciar nuestra calidad de vida.

Compartir esta noticia
Abrazo
Dos personas se abrazan con compasión.
Foto: Freepik.

Casi siempre somos los primeros en tratarnos de ignorantes, tontos o incompetentes. A menudo, nos criticamos con dureza y sentimos vergüenza de nosotros mismos; mientras tanto, estamos tan enfocados en nuestra individualidad que perdemos la capacidad de conectar con el sufrimiento ajeno y tratar de aliviarlo. Como resultado, vivimos ansiosos o estresados y nos cuesta mantener relaciones sanas. Pero aún hay esperanza: podemos cultivar la compasión. Dos expertos nos enseñan cómo.

“La compasión es la sensibilidad al sufrimiento propio y de los demás unido a la motivación de aliviarlo y prevenirlo”, expresó el psicólogo chileno Gonzalo Brito, instructor certificado del Programa de Formación en el Cultivo de la Compasión© (CCT™) y entrenador de profesionales de la salud mental en el modelo de Terapia Centrada en la Compasión. El desafío es doble: por un lado, implica darnos cuenta del sufrimiento cuando está presente; por el otro, debe haber un interés por contribuir a aplacarlo.

Para el especialista —que también es instructor de meditación y coautor de los libros Mindfulness y equilibrio emocional y Corazón cálido, mente serena—, en general “vivimos distraídos de lo que pasa a nuestro alrededor y en nuestro interior”. Hoy esto se da más que nunca: “Tenemos mil maneras de distraernos: trabajo, consumo, comida, redes sociales. No es raro que alguien esté sufriendo cerca nuestro y no lo sepamos, o que uno mismo esté sufriendo y no se dé cuenta”.

Pero no solo es darse cuenta, sino también estar dispuestos a “entrar en o” con el sufrimiento: “Eso requiere coraje porque a nadie le gusta acercarse a lo que no es agradable”.

Empatía, grupo
Fila de personas apoyándose entre sí.
Foto: Freepik.

Tratar(nos) con más amor

Compasión no es lo mismo que empatía. Según la psicóloga uruguaya Fátima Pérez, especializada en trauma, psicogerontología y psicología médica, el primer término da “un pasito más”: no solo es una apertura al sufrimiento propio o ajeno, sino que, además, está la motivación de aliviarlo y prevenirlo. Una forma de cultivar esta capacidad es mediante la terapia basada en la compasión (CFT™).

La compasión hacia uno mismo se conoce como autocompasión e implica tratarse a uno mismo con amorosidad, cuidado y amabilidad, explicó la psicóloga. En el ámbito clínico se trabaja “con los distintos aspectos del ‘yo’”: “Decimos que tenemos un yo ansioso, un yo autocrítico, un yo temeroso, etcétera, y buscamos que un yo compasivo abrace a todos estos yoes”.

Cultivar la compasión —hacia uno mismo y los demás— calma la mente y reduce la ansiedad. “Cuando nos criticamos mucho, estamos siempre en un estado de alerta. Se activa la amígdala y segregamos cortisol y adrenalina”, resaltó Pérez, que también es instructora de mindfulness para niños y adolescentes, y para embarazo, parto y crianza.

Por su parte, Brito señaló que es importante cultivar la compasión porque el sufrimiento es inherente a la vida humana; lo que cambia es cómo lo afrontamos. Además, nuestro cerebro tiene un “sesgo negativo”, es decir, “está más atento a lo que anda mal que a lo que anda bien” y por eso “es fácil sentirse ansioso, triste o enojado”. En este sentido, “cultivar una mirada y una voz interior que puede acompañarnos con empatía, calidez y motivación es fundamental”.

A su vez, el psicólogo resaltó que la terapia centrada en la compasión es efectiva para personas con depresión, ansiedad, estrés postraumático o trastornos de personalidad o alimentarios, e incluso hay evidencia de los beneficios de su aplicación en pacientes psicóticos.

Autoestima, amor propio
Mujer se abraza a sí misma mirándose al espejo.
Foto: Freepik.

Mindfulness: clave en la compasión

El primer paso para ser más compasivo es ser consciente de lo que uno y el resto está sintiendo. Para eso, es clave estar presente; algo cada vez más complejo. “Siempre estamos corriendo para cumplir con una cosa y la otra, para colmar las expectativas propias y de los demás… Y se nos dificulta conectar con las emociones”, expresó Pérez y mencionó una herramienta que puede ser de mucha ayuda: el mindfulness (atención plena).

Esta práctica implica la observación consciente y sin juicio de la realidad en el momento presente. Se trata de estar aquí y ahora, y dejar el piloto automático. A partir de un estado de atención plena es que uno puede, por ejemplo, desarrollar la escucha atenta. Brito subrayó: “Aunque no lo parezca, la escucha cuidadosa y sin juicios alivia gran parte del sufrimiento de los seres humanos”.

Con uno mismo, es igual. “Darnos un espacio para escucharnos es un gesto tremendamente compasivo. Escribir o sentarnos a meditar un ratito al día nos permite tomar conciencia de qué está pasando con nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestra mente”, dijo el psicólogo. Y agregó: “No es raro que la gente no escuche su cuerpo hasta que los síntomas sean muy graves. Podemos andar con el estómago apretado, contracturas, insomnio, cefalea y nada… Tiramos para delante en la presión de la vida y recién prestamos atención cuando el cuerpo entra en crisis”.

Lo mismo pasa con nuestro mundo emocional: “Si nos detuvieramos, quizás nos daríamos cuenta de que sentimos rabia o estamos irritados. Y un enojo no visto, por ejemplo, puede estar diciéndonos que necesitamos poner límites en una relación”.

Al fin y al cabo, concluyó Pérez, se trata de “elevar la voz del yo compasivo y no la del yo autocrítico, que tanto nos exige, que tan cruel es. Y con los demás de la misma manera… Aunque con los otros nos cuesta bastante menos que con nosotros mismos”.

MATERIAL Y TALLERES

La compasión se entrena

Gonzalo Brito se ha centrado en entrenar en compasión a gente en España y Sudamérica. Contó que ha visto cómo más de 10.000 personas mejoraron su calidad de vida; algunas, incluso, sin hacer un curso, sino usando el material abierto y gratuito que hay en línea. Tiene una página web donde comparte meditaciones guiadas y material de lectura. “Hay audios muy simples de cinco o diez minutos con prácticas de respiración o visualización que todos pueden explorar como una puerta de entrada”, dijo.

Por su parte, Fátima Pérez es directora de Vivir en Mindfulness, donde trabaja la compasión de manera formativa, y responsable técnica del área de educación y familia del Proyecto Mindfulness, un conjunto de talleres y programas basados en mindfulness y compasión. Además, organiza dos encuentros con Brito en Uruguay: un retiro de fin de semana el 27, 28 y 29 de junio en Florida, y un workshop llamado ‘Defender la alegría’ el 26 de junio en Ibis Hotel Montevideo.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar