Redacción El País
Lleva 40 de sus 49 años en la televisión. En la casa de Paola Bianco siempre se respiró arte: su madre era productora y su padre, guionista. Aunque era una niña muy tímida, tomaba clases de ballet y cantaba en el coro del Sodre. Un día, Leslie Núñez la escuchó cantar y le propuso a sus padres —los dos vinculados a El show del mediodía— que la probaran en el coro de Cacho Bochinche.

Así comenzó una carrera kilométrica en los medios. En los pasillos de Canal 12 conoció a Maxi de la Cruz, hijo de Cacho, y juntos protagonizaron los proyectos infantiles más exitosos de los noventa. Con apenas 14 años, ya conducían Maxi Animados, hacían giras y shows por el interior del país.

Después llegaron una seguidilla de proyectos en Canal 10. Loco de vos junto a Coco Echagüe, En su salsa con Sergio Puglia, Desafío al corazón, El show de la tarde y Mi casa es tu casa, programa que definió como soñado y en el que, además, conoció el amor.

Fanática del Carnaval, en los últimos dos años se dio el lujo de ser convocada como presentadora del Concurso Oficial en el Teatro de Verano, junto a Álvaro Recoba.

Ahora, Paola Bianco se prepara para el estreno de La guionista del presidente, una comedia escrita por Fernando Schmidt y Christian Ibarzabal, en la que comparte escenario con Leo Pacella y Juan Gamero.

La obra se presenta los jueves en el Teatro del Anglo, con entradas a la venta por Redtickets. Por ese motivo, te contamos cinco datos curiosos de ella que quizás desconocías.

Foto: Archivo El País

Su madre era productora de El show del mediodía y su padre guionista. Leslie Núñez la escuchó cantar en su casa y la acercó a Cacho de la Cruz. Así debutó en el coro infantil de Cacho Bochinche con apenas 10 años, y luego con las Chin Chin.

A los 13, con Maxi de la Cruz, fue Abril en Las Tortugas Ninja, y al año quedaron por casting en Maxi Dibujos (no se llamaba así por Maxi, fue casualidad) en Canal 5. El dúo se consolidó en Maxi Animados, que tuvo 10 temporadas en Canal 12, giras teatrales y shows en todo el país.

Cuando el ciclo terminó, la ruptura dolió: “La pasé muy mal. Estuvimos un mes sin hablarnos”, reveló en PH. Después de trabajar “codo a codo”, la separación era necesaria: “Éramos simbióticos. Separarnos nos hizo crecer por separado”, reconoció. “Mi mayor miedo era desilusionarme de Maxi, pero cada vez que se termina un ciclo pienso, por qué no hicimos otra cosa para que siguiera”, cerró.

Tenía 18 años cuando conoció a Luis Miguel en el Radisson, durante una conferencia de prensa. Fue Alfonso Carbone, su amigo y productor, quien la invitó a abrir el evento por la confianza que le tenía. El plan era que rompiera el hielo con una pregunta amena. Lo que parecía un encuentro profesional, tomó otro rumbo.

La llevaron a la suite presidencial para presentárselo, lo encontró tomando alcohol y ella se mostró distante. Se puso a hablar de música con los músicos del cantante sin prestarle demasiada atención. Le comentó que se parecía a un amigo y él le dijo, ‘ese amigo te encanta’. “Me cayó tan mal, fue muy desubicado. Me sentía horrible y me quería ir”, contó en Radio Universal.

Luismi quedó fascinado, consiguió su dirección y la llamó a su casa en la Aguada, pero ella lo rechazó. “Me mandó una limusina y un ramo gigante de rosas rojas. No bajé de mi casa. Le decía a mamá: decile que se vaya. Odio las rosas rojas”, contó. “Si no me hubiera dicho lo que me dijo, capaz que salía”, confesó.

Foto: Instagram @paobianco

Después de 27 años con su pareja de toda la vida y padre de sus cuatro hijos, volvió a enamorarse. Fue hace dos años, mientras hacía Mi casa es tu casa, en Canal 10, un proyecto soñado, donde coincidió con el fotógrafo y camarógrafo Álvaro García.

Todo comenzó como una amistad entre colegas -“era un Paolo más”, dijo ella en Topic-, hasta que él le pidió “arreglo” a la vieja usanza. “¿Querés ser mi novia?”, le dijo, y Paola se derritió. Hoy viven un amor que combina compañerismo, iración mutua y familias ensambladas.

“Lo que me pasa con Álvaro no me pasó nunca. Tenemos una confianza total”, confesó. Viven a 10 cuadras, sus hijos lo adoran y comparten muchos momentos juntos.

Entre los 7 y los 9 años, Paola tenía una sensación persistente: su padre iba a morir. Cada noche apoyaba la cabeza en su pecho y se aseguraba de que seguía vivo. “Estoy viendo si respira, porque se va a morir”, le decía a su madre.

Fue al psicólogo, pero ella igual insistía: su padre tenía “una naranja” en la cabeza. Dos años después, su padre empezó con dolores intensos, los estudios le dieron normales, y le diagnosticaron depresión. Ya internado, un tío médico exigió que le hicieran una tomografía. El resultado fue contundente: “No sabemos cómo está vivo, pero este hombre tiene un tumor del tamaño de una naranja”, le aseguró el doctor.

Hace años que tiene una particular fascinación con las escaleras. Las prefiere rústicas, de madera, como las de pintores o hechas con palos encontrados en la playa. “Me di cuenta de que tengo miles”, contó en Historias propias (Canal 5). Una vez, mientras hacía ruta, se cruzó con una familia que vendía cosas usadas y al ver un estante, frenó: “Le saqué las tablas y tenía tres escaleras”. Incluso se tatuó una, y antes de hacerse el tatuaje, pasó por la casa de la madre de Claudio Taddei y ella le contó que el músico, que era su íntimo amigo, dibujaba escaleras. Otra coincidencia es que uno de sus apellidos es Escalera: el tercero de su madre. “Un día haré una constelación familiar para ver por qué”, dijo entre risas.