Guatusi, 15 años después: detrás del regreso de la banda oscura que siempre está buscando la luz

Quince años después de un final inesperado, Guatusi vuelve con su formación original, una nueva canción y la misma intensidad de siempre. Antes, Raúl González y Santiago Juan hablan de su regreso.

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Raúl González y Santiago Juan, de Guatusi, en junio de 2025.
Foto: Ignacio Sánchez / El País

La historia de Guatusi siempre intentó pujar hacia adelante. Sentados en una mesa del Bar Luz —el punto de encuentro que eligieron ellos, quizás un gesto poético— Raúl González y Santiago Juan no son los únicos que señalan que, cuando se cruzaba esa primera fachada de oscuridad, la banda buscaba la luz.

En la mitad de la charla, un caballero de saco, pañuelo al cuello, barba prolija a lo Quiroga, deja su mesa, camina hacia la puerta, se frena, nos mira, cuenta cosas. “Vos no sabés lo que era este vocalista. Daba todo”, me dice. “Por momentos, parecía que iba a soltar las muletas”. Después saluda las novedades, sonríe, se va.

Desde que se anunció el regreso de Guatusi, a casi 15 años de un final que González reconoce como un golpe doloroso, duro, todo ha sido así. Las muestras de cariño han aparecido, medidas, pero constantes, en lugares diversos. Los frenan por la calle o les escriben por redes. En la cuenta de Instagram del grupo se leen comentarios como estos: “Fuaahhhhh hermano, la manija es TOTAL”, “Del Olimar a Montevideo sin escalas”, “Los sueños se hacen realidad”.

“En un par de notas que hice yo llegué a declarar que Guatusi no se iba a juntar nunca más”, recuerda Raúl, para todo el mundo el Pelado, en charla con El País. “Pero realmente lo creía así. Yo pensé que no iba a ser posible, pero bueno, el tiempo hizo su trabajo. Supongo que fue el tiempo”.

Ahora, Guatusi está listo para volver. Tocará este sábado en Montevideo Music Box (entradas en Redtickets), incluso con el caramelero Nelson, ese personaje urbano al que Raúl interceptó en un ómnibus y con el que ha llegado a pasar cumpleaños y Navidades. Sonarán temas de sus dos discos y al menos un inédito del álbum que habían empezado a trabajar cuando todo se desarmó. Más grandes, más curtidos, más mesurados, invocarán la fuerza que los convirtió en un rara avis de la escena local.

La intensidad de Guatusi, una banda de culto

Lo primero que aparece en Google es una nota de Fino Sosa. Dice: “Guatusi fue una banda con músicos del carajo, una fuerza de tal intensidad que noqueaba a la primera escucha”. Una tarde de otoño, a semanas de volver al escenario, Raúl González escucha esa cita, se ríe, dice “¡Pah!”, intenta ordenar sus ideas.

“El tema es que tenés la figura del Pelado que ya visualmente es intensa, ¿no? Y es particular”, dice el baterista Santiago Juan. “Eso ya es reintenso. Lo que sostiene las letras también es bastante intenso, y te diría que las historias personales de cada uno también”.

Entonces, si su ADN pudiera explicarse, se reduciría a la intensidad. Banda de rock áspera, con canciones que suenan a golpe en el estómago hecho de guitarras punzantes y versos pesados, Guatusi duró poco: siete años, un disco debut grabado en vivo en una carpa de espectáculos de la Intendencia, un sucesor más pulido (Sapo) y un tercer disco —y un contrato, dicen por lo bajo— que quedó trunco por una implosión. Lo suficiente para convertirse en banda de culto del tiempo en el que el rock uruguayo era pura efervescencia y sonido multicolor, y para dejar grabada en la memoria la figura inusual de Raúl González, frontman que supo estar preso en Brasil y que lleva muletas desde que a los 11 años le amputaron una pierna por un cáncer terminal.

PREMIOS GRAFFITI
Guatusi en vivo durante unos premios Graffiti.
Foto: Archivo El País

Le daban tres años de vida. Soportó dos sesiones de quimioterapia y decidió rechazar el tratamiento. Hoy tiene cinco hijos de entre 12 y 37 años. La idea de que, este sábado, algunos de ellos se queden en La China —el boliche en el que se transforma Montevideo Music Box después del toque— lo hace estallar de risa.

Guatusi vuelve a una escena que no tiene nada que ver con la que dejó en 2010, cuando el final le explotó en la cara al cantante que asegura que nunca lo vio venir. “Guatusi era algo que no podía disolverse. No sé por qué pensaba eso. Y cuando te cae el mazazo de que sí hay límites, que la gente se cansa... Ahora el aprendizaje es: cuidemos esto, porque realmente nos gusta mucho, lo disfrutamos, lo sentimos, pero, como todas las cosas, tiene que tener armonía. Somos humanos, tenemos diferencias, hay que equilibrar. En eso estamos”.

“Yo estoy tratando de ir paso a paso, pero creo que hay una voluntad como para continuar haciendo cosas”, dice Santiago. Raúl es claro: “No se respira que fuese a morir acá”.

El reencuentro de la banda y qué define a Guatusi

Después de Guatusi, Raúl llevó su “valijita de canciones” a un par de proyectos —primero con los músicos de Bufón, después con su propia hija, fagotista—, pero “naturalmente” no prosperaron. El resto siguieron activos, en algunos casos con bastante visibilidad: Paco Pintos como miembro clave de La Triple Nelson, Santiago Juan como baterista de la banda Socio.

Con el resto de la banda, Diego Varela y Nicolas Anastasiadis, Paco y Santiago mantuvieron un vínculo y un grupo de WhatsApp del que “el Pelado” se enteró mucho después. Cuando el año pasado Montevideo Music Box lo convocó para celebrar un regreso, él asegura que les escribió a sus compañeros y nunca recibió respuesta. Dice que pensó: “¿Tan mal está la cosa?”.

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Diego Varela, Santiago Juan, Paco Pintos, Nicolás Anastasiadis y Raúl González, los Guatusi.
Foto: Difusión

Lo que recuerda Santiago es que, tras el mensaje, lo único que hicieron los cuatro —“el sostén del Pelado”, dice— fue juntarse a ensayar. Tocaron los temas, vieron que había algo que estaba ahí, intacto. Un día le mandaron un video a Raúl: “Pelado, dale que está pronto”.

El siguiente capítulo se escribirá este sábado, cuando suene “You Stay”, su canto a la resistencia más profunda, y muchos comulguen con esto que dice Raúl, sentado en una mesa de un bar que lleva el nombre de eso que él —insiste— tanto busca: “Guatusi siempre es un volver a levantarse”.

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