Todos los humanos somos seres únicos, con una combinación singular de genes, experiencias, conocimientos y aptitudes. Sin embargo, existen grandes grupos de características que constituyen “tipos de personalidad” y que nos permiten analizar comportamientos y actitudes de manera general. Los tipos de personalidad más habitualmente utilizados son los modelos MBTI o DISC.
El DISC mide cuatro dimensiones del comportamiento: “dominancia”, “influencia”, “estabilidad” y “cumplimiento”. Dominancia representa a personas decididas y orientadas a resultados; influencia, a quienes son sociables y persuasivos; estabilidad, a los calmados y confiables; y cumplimiento, a los analíticos y perfeccionistas.
Por su parte, el MBTI clasifica a las personas en 16 tipos de personalidad basados en cuatro pares de preferencias: extroversión/introversión, sensación/intuición, pensamiento/sentimiento y juicio/percepción. Ambos modelos ayudan a entender mejor cómo se comportan y toman decisiones las personas.
Pero lo que estas categorías no reflejan con facilidad es cómo cada tipo de personalidad interactúa e influye en los de su alrededor. Este es el objetivo de Alpha-Beta-Gamma, un nuevo método de diagnóstico de la personalidad diseñado para identificar características personales de manera eficiente e intuitiva, facilitando la optimización de las relaciones interpersonales mediante un enfoque práctico, sencillo y profundamente humano.

Tres dimensiones clave
El método parte de una base filosófico-antropológica de la acción humana y propone tres dimensiones clave de la personalidad: cabeza (pensamiento lógico), corazón (empatía emocional) y manos (acción pragmática). A partir de la combinación de estas dimensiones, emergen tres perfiles: Alpha (cabeza-manos), Beta (cabeza-corazón) y Gamma (corazón-manos), cada uno con sus fortalezas y posibles limitaciones.
Alpha (cabeza-manos): combinan con facilidad la racionalidad y la práctica, son planificadores pragmáticos, impulsados por el sentido de responsabilidad y el cumplimiento del deber. Sin embargo, la menor conexión con la dimensión emocional (propia y de los demás) los puede llevar a ser vistos como utilitaristas e insensibles.
Beta (cabeza-corazón): combinan con facilidad la emotividad y la racionalidad. Son profundos y carismáticos, conectando con las motivaciones y sentimientos personales y de los demás. Sin embargo, la menor conexión con la dimensión de la acción los puede llevar a ser percibidos como genéricos y poco prácticos.
Gamma (corazón-manos): combinan con facilidad la emotividad y la acción; son intuitivos, creativos y motivadores, impulsando con emotividad y pasión iniciativas y soluciones prácticas. Sin embargo, dada su menor conexión con la dimensión de la cabeza, pueden ser vistos como superficiales e inestables.
El método se aplica a través de tres pasos: comprensión de las dimensiones, exploración introspectiva y posicionamiento en el triángulo de perfiles, lo que permite no solo autodiagnosticarse, sino también identificar el perfil de otras personas con las que se interactúa.

Cómo funciona el modelo Alpha-Beta-Gamma
Imaginemos a María: una persona con perfil de personalidad Beta. Con el método Alpha-Beta-Gamma, podemos observar las similitudes y complementariedades con las personas de su entorno. Con su novio y su amiga Berta, que son de perfil Alpha, comparte la dimensión racional, y ella les aporta la dimensión emocional. Con su madre y su hermano Luis, que son de perfil Gamma, tiene en común la dimensión emocional, y ella les aporta la dimensión racional.
Con su jefe, que es Beta como ella, tiene en común las dimensiones racional y emocional, pero en su relación está menos presente la dimensión de la acción. También entiende que su novio, su amiga Berta, su madre y su hermano Luis la complementan a ella en dicha dimensión.
Uno de los valores fundamentales del modelo es su capacidad para identificar complementariedades entre perfiles diversos: las áreas comunes que comparten y lo que cada uno puede aportar al otro. Esta capacidad permite generar conexiones más profundas, resolver conflictos, mejorar la comunicación y fortalecer las dinámicas de confianza dentro de equipos y organizaciones.
Por ejemplo, en talleres de formación, invitamos a los participantes a utilizar el método Alfa-Beta-Gamma con personas con las que tienen conflictos o relaciones difíciles. Al realizar este ejercicio, las personas a menudo obtienen una perspectiva más amplia sobre el conflicto y encuentran nuevas vías de actuación para mejorar la relación, ya sea fortaleciendo los puntos comunes o buscando complementariedad.
Más allá del diagnóstico, el método Alfa-Beta-Gamma se orienta hacia el desarrollo personal y la mejora de las relaciones. Al tomar conciencia de las propias características y de las de los demás, las personas pueden trabajar en el fortalecimiento de sus habilidades, la superación de sus limitaciones y la construcción de vínculos más sólidos y auténticos.
A diferencia de otros modelos tradicionales como MBTI o DISC, Alpha-Beta-Gamma se distingue por su simplicidad, aplicabilidad inmediata y lenguaje universal, lo cual permite su uso eficiente en entornos educativos y talleres de formación. Aunque presenta un número limitado de perfiles, lo cual puede restringir su uso en contextos como el autoconocimiento profundo o la selección de personal, es especialmente efectivo para mejorar las dinámicas interpersonales en las relaciones del día a día.
Carlos Rey, The Conversation